La moneda no está a salvo de
la inflación.
Las monedas fiduciarias
de papel, son simplemente papel y por lo tanto, perecederas.
En las noticias,
todo lo que escuchamos es:
- Crisis económica,
- Crisis financiera,
- Deudas nacionales,
- Déficits,
- Bancos en quiebra,
- Y ahora, países en quiebra.
La respuesta de los principales
Bancos Centrales es imprimir más moneda fiduciaria en un intento por estimular
la economía en quiebra.
Nuestras monedas
se están devaluando debido a la gran cantidad de moneda “papel” y “digital” creada
de la nada, e inyectada en los sistemas financieros, superando a la producción
de bienes y servicios, y creando así, la inflación de precios en todo el mundo
a un ritmo alarmante. Como consumidores lo estamos viviendo a diario en el
supermercado, en el cine o en las gasolineras.
Con el tiempo,
ya que la confianza en las monedas fiduciarias se deteriora, y la gente
comienza a cambiar su papel sin valor para los activos tangibles, se producirá
la hiper-inflación.
El más
prominente y temible ejemplo de la hiper-inflación fue después de la Primera
Guerra Mundial en Alemania, donde en enero de 1919, una onza de oro se cotizó
en 170 Marcos, y en noviembre de 1923, esa misma onza valía 87 trillones de
Marcos.
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